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– Bolivia llegó con Diablos y Caporales a la Copa Mundial de Fútbol USA94 –

El arquero boliviano Carlos Trucco asegura el balón cerca de su compatriota Gustavo Quinteros que hace un reclamo al arbitro en el Estadio del Soldado, en Chicago, en el partido inaugural de la Copa Mundial USA94. (Foto por Walt Challap)

El jugador de fútbol Marco Antonio Etcheverry no fue el único “diablo”. La Diablada de Oruro también llegó a Chicago para dar brillo a la Copa Mundial de Futbol en los Estados Unidos, en el mes de junio del 1994.

En la ceremonia del partido inaugural de hace 30 años, entre los países participantes se presentó la danza boliviana de los Caporales que fue creada por los hermanos paceños Estrada. Esa danza que comenzó a ser famosa con los Carnavales de Oruro, y que impulsó a crear un conjunto por orureños que estudiaban en la universidad de San Simón de Cochabamba, llegó a Estados Unidos para demostrar la riqueza folclórica original de Bolivia y para contagiar su coreografía en muchos países del mundo.

Muchas horas antes del pitazo inicial del partido entre Bolivia y Alemania, que se jugó en el Estadio del Soldado, los danzarines de la Diablada de Oruro emocionaron a la gente que los observó en las principales calles de la ciudad de Chicago. Los saltos y la coreografía reconfirmaron la originalidad de la danza boliviana que sigue llamando atención a través de los componentes de los grupos orureños de la “Frater”, “Ferro”, o de la calle Pagador.

En el primer encuentro de aquella competencia mundial no hubo algún ángel mencionado, lo que pasó es que el arbitro de nacionalidad mexicana expulsó al jugador boliviano el “diablo” Etcheverry, a los 4 minutos de haber ingresado al campo de juego en el segundo tiempo del partido. Los miles de espectadores en el estadio no fueron los únicos decepcionados en el minuto 79. Hubo millones de tele espectadores en tantos lugares del planeta que no pudieron creer aquel momento amargo. El mencionado jugador boliviano había causado tanta atención en Chile porque, en esos tiempos, uno de sus equipos era de aquel país. Etcheverry pasó cerca de mis cámaras que cumplieron su deber de retratar y mostrar la frustración, en el momento de abandonar la cancha; fue obvio, él no regaló sonrisas ni sus manos saludaron porque estaban ocupadas tocando su cabellera y su sudor.

Un día antes del partido, la selección boliviana hizo su entrenamiento donde se evidenció mucha expectativa en los aficionados al fútbol y la prensa internacional. Cuando nosotros (yo y mis cámaras) pudimos retratar al equipo verde, el entrenador Xavier Azkargorta no mostró una sonrisa ni dijo “queso”, pero prefirió hacer una pregunta: “¿De quién es esa cámara?” No tuve tiempo para explicarle que mi cámara ya había estado en la Copa Mundial de Italia 1990 y en los Juegos Olímpicos.

En la noche previa al partido no le vi al entrenador del equipo boliviano en el hotel donde se hospedaban. Lo que mis benditos ojos y mis cámaras grabaron fueron a los jugadores bolivianos cantando alrededor de un piano. Ya casi, en la conclusión de esa noche del 16 de junio del 1994, con el colega periodista Mario Espinoza Fortún conversamos sobre detalles de la cobertura internacional.

En la mañana del partido, lo que no pude hacer en mis años de niñez lo llegué hacer en esos tiempos de juventud al saludar y estrechar la mano del jugador muy recordado: Víctor Agustín Ugarte que fue componente del equipo Bolivia Campeón Sudamericano en el 1963. Para constancia, mis cámaras grabaron aquel momento histórico para mí.

Luego de salir del hotel, al llegar al estadio vi al entrenador argentino Luis Menotti, ganador de la Copa Mundial1978, que parecía estar esperando algo en la puerta de un vehículo parqueado; simplemente, pude darle un saludo silencioso sin entrevista, ni exclusiva, ni primicia porque mis cámaras estaban desesperadas de documentar el partido que ya estaba por comenzar en unos minutos más.

La historia de aquel 17 de junio del 1994 resalta la participación de Bolivia en el partido inaugural. Tanto en campeonatos mundiales como en Juegos Olímpicos, las inauguraciones y las conclusiones atraen mucha atención. Bolivia estuvo en los titulares de casi toda la prensa internacional. En Corea, país donde yo vivía en ese año, mucha gente todavía no sabía dónde existía Bolivia. Los coreanos, en consecuencia, se interesaron y hasta tuvieron suspenso porque estuvieron en el mismo grupo con el equipo boliviano. La prensa coreana, meses antes de la Copa Mundial del 1994, mencionaba frecuentemente el estatus de la selección boliviana. Un periódico de aquel país asiático salió con un titular diciendo: “Cuidado con Moreno”.

Luego del pitazo final de aquel partido en el que ganaron los alemanes con un gol anotado por Jürgen Klinsmann, no se vio festejos ni se escuchó mucha bulla en las calles de Chicago y sus suburbios. Si los alemanes estaban festejando en su país o en otro lugar, no se notaba. En contraste, muchos medios estadounidenses comenzaron a captar la atención de la gente con imágenes de televisión en California donde se veían vehículos policiales persiguiendo a otro motorizado, y según los comentarios, se decía que estaba el ex jugador de fútbol americano, conocido como O.J. Simpson, sospechoso en el asesinato de su esposa.

Después de salir del estadio, para mí, todavía no había acabado el partido. Gracias a la gentileza de un amigo, que me llevó a su apartamento, pude improvisar un cuarto oscuro para continuar con el tercer tiempo que en esos tiempos era el de revelar los rollos fotográficos llamados negativos para luego editarlos y publicarlos.

El “diablo” Etcheverry ya no practica fútbol profesional, pero el respeto a su calidad de jugador tanto en su natal Bolivia y en el tiempo que ha jugado en los Estados Unidos sigue vigente. Hace un par de años, mis cámaras lo volvieron a encontrar en el homenaje que le hicieron en la ciudad texana de Frisco. Allí, junto a otros prestigiosos jugadores él fue incluido en el Salón de la Fama, del llamado “soccer” estadounidense.

Antes de que se cumplan los 30 años del partido inaugural de la Copa Mundial USA 94, entre Bolivia y Alemania, pude conversar con algunos de los jugadores bolivianos que me contaron para una próxima publicación sobre sus experiencias en los entrenamientos, las filas para hablar por teléfono, la intimidación antes del partido inaugural y otros detalles.

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