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Estamos en los tres frentes de la guerra entre Ucrania y Rusia

La cobertura periodística en uno de los frentes de combate en la guerra de Ucrania y Rusia. (Foto/GANAS Newspaper)

Ucrania/Rusia, 2023 (Por Walter Challapa). Mientras espero mi comida, un soldado que es parte del conflicto armado entre Ucrania y Rusia se sienta cerca de mí. No se le ve herido, pero muestra una cara muy pensativa. Nuestros uniformes son diferentes. Él lleva su ropa con camuflaje de color gris militar y el mío es azul que es usado por el periodismo internacional. Estamos en el interior de un restaurante con personas vistiendo ropa civil que murmuran y sus voces se confunden con las informaciones que emite una empolvada pantalla de televisión. Esto es parte de lo que se llama el tercer frente en una guerra. Estoy a unas horas para dirigirme a las zonas de combate que son llamadas el primer frente. Antes de comer, me acerco al soldado para saludarlo.

No es la primera vez que me siento junto a los protagonistas de guerras donde no hay segundos o terceros lugares comparando con los deportistas de olimpiadas o campeonatos mundiales que han tenido conmigo otro tipo de conversaciones.

No sé qué idioma utilizar porque no domino el lenguaje que se usa en Ucrania o Rusia. Me animo a saludarle en inglés, y como contestación el soldado mira rápido mi cabello también con corte militar y sus ojos vuelven a dirigirse abajo al área donde están sus botas con barro. Vuelvo a hablarle para preguntarle cómo se encuentra. No estoy seguro si me entendió bien, y esta vez me mira haciendo un movimiento negativo con su cara.

En el intento de volver a preguntarle al combatiente, mis palabras son interrumpidas por el fuerte ruido de la sirena de una ambulancia que pasa cerca. A continuación, el uniformado con sus labios bien cerrados me muestra sus manos con las palmas abiertas como expresando que, aunque sea penoso él tiene que incorporarse a su regimiento para ir al primer frente, luego de preguntarle si está en camino a las zonas de combate. Noto que en nuestras miradas también hay la coincidente pregunta: ¿Porqué, porqué tiene que haber las guerras?

En el intento de continuar la conversación, una niña despeinada con ropa muy usada y con un olor que denuncia la falta de baño me interrumpe y me pide limosna. Le hablo en uno y otro idioma, pero no me entiende ni kk. Entonces, le doy unas galletas que parece la espantó y se fue. Pero, luego de dar unos pasos regresa y agarra lo ofrecido. La presencia de la niña me recuerda a jóvenes africanos, que los conocí en un safari, cuando vestían sus atuendos sin ser lavados porque en algunos lugares de África no hay agua potable y la gente tiene que caminar mucho para lograr agua solamente para beber.

Volviendo mi atención al soldado, cuando quiero hacerle más preguntas escucho que mi kebab está listo. Me pongo a comer el doner kebab que es una de las comidas populares para los extranjeros en Europa. Lo disfruto porque sé que, en los próximos días, en el primer frente, estaré comiendo alimento de combate parecido al MRE (Meal Ready to Eat), que por sus siglas en inglés quiere decir en castellano: comida lista para comer. No hay duda de que, el soldado estará comiendo MREs o algo diferente en los próximos días, en la intemperie.

Hoy es un día de septiembre cuando las temperaturas del clásico calor europeo van bajando. Es una mañana que comenzó con una llovizna y la temperatura se pone fresca muy diferente al calor y la humedad sofocante que estaba viviendo hace varios días en Budapest, durante la cobertura del Campeonato Mundial de Atletismo. Al revisar mis mensajes de teléfono portátil, encuentro la información en el tercer frente de combate. Una de las noticias es sobre el atleta boliviano Héctor Garibay que ganó una maratón en el otro lado del mundo, asimismo, me pongo a leer lo que se dice lejos de la guerra allá donde están los que aprueban o no apoyan las contiendas bélicas. En el tercer frente también están las protestas antagónicas, los que financian o sacan provecho de las guerras, los medios que especulan y cometen plagio, los periodistas que están lejos y suponen lo que hay en una pelea armada, las gentes que critican ignoran y hasta traicionan a los combatientes, los irresponsables que roban o matan en un accidente o intencionalmente. En el tercer frente a cualquier persona le puede pasar en cualquier momento cualquier tragedia.

Al terminar mi kebab, veo al soldado poner su cara pensativa junto a un teléfono celular. Posiblemente está en comunicación con sus familiares o con su novia. Sin interrumpir mucho, le hago una señal con la mano que significa que le vaya bien. De igual manera me contesta porque sabemos que debemos cumplir nuestras obligaciones en las próximas horas.

Cerca del restaurante veo muchos uniformados con sus equipajes que son puestos en diferentes tipos de vehículos. La llovizna refrigera las acciones donde hay todo tipo de expresiones corporales. Antes y durante de cada movimiento entre ellos tienen que asegurarse de cumplir las órdenes. Cuando están entre los del mismo bando se llama el segundo frente en cada guerra. En este frente puede existir problemas entre ellos mismos como envidia, competencia, intereses creados, traición, desinformación y hasta suicidio. En algunas películas de la guerra en Vietnam se puede ver el caos entre soldados del mismo bando en el segundo frente de combate.

Para ingresar a las zonas de combate debo tomar la ruta y la transportación adecuada. Luego de hacer mi PCC (Previous Combat Checks), que quiere decir revisar si todo está bien antes de entrar en combate, con mi documentación y mi equipo de fotografía, me dirijo a una estación de ferrocarril para movilizarme hacia una de las zonas de combate. Es muy probable que no habrá una emboscada o asalto al tren que planeo tomar ya que los viajes por vía aérea no existen en estos días ni en Ucrania ni en Rusia. Los cielos están dominados por los drones, misiles y la artillería.

Según pasan los días, mi labor periodística se va desarrollando en los tres frentes. Ya he tenido tiempo para entrevistar a los estudiantes ucranianos que están rezagados por la guerra desde febrero del año pasado, en el tercer frente.

Por el momento, estoy en uno de los lugares donde existen edificios destruidos en los primeros meses de la contienda bélica. Las paredes destruidas no hablan, pero muestran que acogían familias que luego tuvieron que huir. Mis cámaras documentan mis pasos y el escenario donde antes se escuchaban a los niños jugar, ahora tiene un silencio interrumpido por vientos leves. Entrevistar a la gente que vive cerca es tener paciencia y comprensión ante el dolor que expresan. Los edificios destruidos de gente civil son considerados como daños colaterales en una guerra. Quiere decir que ocurrieron por accidente, a menos que hayan sido blancos predeterminados.

En la mañana siguiente, mis oídos escuchan explosiones y mis ojos ven humos. El ruido de vehículos armados no se detiene. No es posible pararlos para hacer una entrevista a los soldados al igual como se hacen a los futbolistas antes o después de jugar un partido. Si es que no se escucha disparos de artillería, es posible que los cañones tienen un día de calibración. Los vehículos de infantería mecanizada que están hoy en acción, muy probable que esta noche o mañana tendrán el mantenimiento obligado porque por cada cinco kilómetros recorridos alguna tuerca o el motor necesitan ser cambiados. En cuanto a los soldados, ellos no tienen descansos en los campos de combate. Si es que están heridos, o por otra razón son transferidos al “rear d” (en la retaguardia) donde posiblemente pueden tomar baño si no lo han hecho. En mi caso, a veces debo darme modos para tomar algún baño y lavar mi ropa si se puede mientras estoy en el primer frente o cerca de la zona de combate, ya que cada segundo tiene suspenso de sobrevivencia. No es como cubrir una manifestación o un acto protocolar en los lugares donde luego uno puede ir a su casa para tomar una ducha cómoda. A veces, los soldados de cualquier bando no quieren hablar mucho ni del primer frente ni del segundo frente donde seguramente hay problemas internos.

El rifle de asalto que mayormente están usando los combatientes ucranianos y rusos es el AK-47, arma que fue creado durante la era soviética por Mikhail Kalashnikov.

De regreso al tercer frente, los ruidos de las sirenas de alarma son habituales. De repente veo gente correr a un lugar subterráneo de la capital ucraniana. Yo también hago mi trote cargando mi equipo periodístico. En el interior del túnel hay ya mucha gente algunos parados y otros tendidos en el suelo. La mayoría está con los ojos a sus teléfonos celulares. Alguien va diciendo que menos mal que encontró campo porque cuando trato de refugiarse en un restaurante de hamburguesas Mc Donald, la puerta estaba cerrada. También se ve a algunas personas nerviosas con sus maletas porque con esta alarma es posible que pierdan su viaje en tren. Pasa casi una hora y la gente va saliendo del túnel que sirve de protección contra los ataques de drones y misiles. Me quedo unos minutos más en el refugio para revisar lo que están diciendo los medios y qué están opinando la gente en las redes. Noto que hay desinformación en varios aspectos, y en varios lugares del mundo. Algunas versiones no son exactas. Ver al toro en el redondel no es lo mismo que ver desde las graderías o desde muy lejos.

Tanto los portavoces oficiales de Ucrania como de Rusia continuamente emiten sus propias versiones en el avance de sus objetivos o en el cambio negativo. La interpretación de los medios como del publico toma diferentes percepciones. El mandatario ruso ha informado a los medios que la contraofensiva ucraniana no ha sido efectiva desde que comenzó hace unos meses, y que en estos días sus fuerzas armadas tienen avances significativos. Mientras que, por el lado ucraniano, se escucha que su lucha sigue firme.

Ya llegamos a octubre. Los escenarios de combate siguen activos en el este de Ucrania. Desde febrero del año pasado, la contienda bélica en Ucrania y Rusia vino tomando importancia internacional a pesar de haber guerras en otros países. Sin embargo, en estos días hay un giro de atención hacia la guerra donde son protagonistas Israel y Palestina. Hace unas semanas, en diferentes medios de información se podía ver las protestas de la gente de Israel contra su propio gobierno debido al reajuste de algunas leyes internas. Mientras sigue la guerra en Ucrania y Rusia, a estos países también llega información medida sobre el tema de inmigración en Estados Unidos donde crece su importancia cerca a las elecciones presidenciales.

Mi salud no ha tenido complicaciones. En el precio de la guerra se debe pagar el desgaste del equipo fotográfico que tiene un costo mayor a los 10 mil dólares, más la computadora portátil y el equipo de transmisión. Una foto lograda, además de poner en riesgo la vida, cuesta miles de dólares considerando los montos de pasaje, el precio de la alimentación, el hospedaje, los seguros y otros gastos. La gente que copia sin permiso o comete plagio, incluyendo los cómplices, no valoran ese gasto, o se hacen a los que no saben, y prefieren utilizar material periodístico sin dar crédito al periodista y sin pagar ni un centavo por la foto. Algunos medios de comunicación ya no envían a sus corresponsales a las guerras por los altos costos o porque prefieren fácilmente copiar de una fuente autorizada o no autorizada.

El tercer frente puede ser más peligroso. Al margen de hacer entrevistas a refugiados ucranianos en Polonia, en Cracovia me robaron dos mil dólares. Uno de los lentes de mi cámara dejo de funcionar en la mitad de las acciones de la contienda entre ucranianos y rusos. Debido a que, en algunos aeropuertos, estaciones de buses y de trenes no tratan con cariño a los equipajes, mi maleta tiene una profunda rompedura.

Ya van más de cinco días de combates en la ciudad de Avdiivka, en el este de Ucrania. En este lugar que tiene la mitad de su población original dicen que, Moscú ha estado enviando fuerzas adicionales para rodear esta ciudad estratégica en la región oriental de Donetsk. Por otra parte, el ministerio de Defensa de Rusia dijo que su defensa aérea derribó dos drones ucranianos sobre el Mar Negro cerca de Sochi el sábado por la mañana.

Hace unas semanas yo necesitaba un corte de cabello. Entré a una peluquería y vi un generador de corriente eléctrica junto a la puerta. Felizmente en ese momento no estuve en la localidad de Jersón que recientemente debido a una fuerte explosión la gente está sin electricidad y sin agua. Al margen de combatir el calor, no dejo de llevar conmigo mi botella de agua, por si acaso, de día y de noche.

Hay comentarios en la localidad oriental de Avdivka, de que los rusos se han propuesto conquistar toda la región de Donetsk para el 31 de diciembre. De manera que, la contienda armada de Ucrania y Rusia va a continuar en los tres frentes de combate que tiene una guerra: el primer frente entre las fuerzas armadas antagónicas, el segundo frente entre los componentes del mismo bando, y el tercer bando donde está la población civil cerca o lejos de los campos de combate.

Seguimos (yo y mis cámaras) con el acontecer de los tres frentes mencionados. En cualquier momento cambiamos de escenario. En zona de combate no es posible contar con una oficina con aire acondicionado o calefacción, y el horario de trabajo es en cada momento de las 24 horas. Mis cámaras están apuntando de oeste a este, y en las próximas semanas posiblemente puedan estar disparando imágenes de norte a sud.

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