MADRID, 6 Sep. (EUROPA PRESS).- Algunas especies de pterosaurios volaban batiendo sus alas, mientras que otras se elevaban como buitres, según demuestra un nuevo estudio publicado en Journal of Vertebrate Paleontology.
Durante mucho tiempo se ha debatido si los pterosaurios más grandes podían volar. Ahora, fósiles tridimensionales «notables» y «raros» de dos especies diferentes de pterosaurios azdarcoideos de gran tamaño (incluido uno nuevo para la ciencia) han permitido a los científicos plantear la hipótesis de que no solo los pterosaurios más grandes podían volar, sino que sus estilos de vuelo también podrían diferir.
En un estudio liderado por expertos de la Universidad de Michigan y colegas en Jordania y Arabia Saludi se detalla cómo estos fósiles, que datan del último período Cretácico (hace aproximadamente entre 72 y 66 millones de años), se conservaron de forma notable en tres dimensiones en dos yacimientos diferentes que preservan un entorno costero en el margen de Afro-Arabia, una antigua masa continental que incluía tanto África como la península Arábiga.
El equipo de investigación utilizó tomografías computarizadas (TC) de alta resolución para analizar la estructura interna de los huesos de las alas.
«El equipo de excavación se sorprendió enormemente al encontrar huesos de pterosaurio conservados en tres dimensiones, se trata de un hecho muy poco frecuente», explica la autora principal, la Dra. Kierstin Rosenbach, del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Michigan.
«Dado que los huesos de pterosaurio son huecos, son muy frágiles y es más probable que se los encuentre aplanados como un panqueque, si es que se los conserva. Como la conservación en 3D es tan poco frecuente, no tenemos mucha información sobre cómo se ven los huesos de pterosaurio por dentro, así que quise escanearlos con una tomografía computarizada. Era totalmente posible que no se hubiera conservado nada en el interior o que los escáneres de TC no fueran lo suficientemente sensibles como para diferenciar el tejido óseo fósil de la matriz circundante», explicó.
Afortunadamente, sin embargo, lo que el equipo descubrió fue «notable», a través de «estructuras internas fascinantes que no solo se conservaron, sino que también se pudieron ver en el escáner de TC».
DIEZ METROS DE ENVERGADURA
Los especímenes recién recolectados del pterosaurio gigante ya conocido, Arambourgiania philadelphiae, confirman su envergadura de 10 metros y brindan los primeros detalles de su estructura ósea. Las imágenes de TC revelaron que el interior de su húmero, que es hueco, contiene una serie de crestas que suben y bajan en espiral por el hueso.
Esto se asemeja a las estructuras del interior de los huesos de las alas de los buitres. Se cree que las crestas en espiral resisten las cargas de torsión asociadas con el planeo (vuelo propulsado sostenido que requiere aleteo de despegue y mantenimiento).
El otro espécimen analizado fue el Inabtanin alarabia, nuevo para la ciencia, que tenía una envergadura de cinco metros. El equipo lo bautizó así por el lugar donde fue excavado, cerca de una gran colina de color uva, llamada Tal Inab. El nombre genérico combina las palabras árabes «inab», que significa uva, y «tanin», que significa dragón. «Alarabia» hace referencia a la península Arábiga.
Inabtanin es uno de los pterosaurios más completos que se han recuperado de Afro-Arabia, y las tomografías computarizadas revelaron que la estructura de sus huesos de vuelo era completamente diferente a la de Arambourgiania.
El interior de los huesos de vuelo estaba entrecruzado por una disposición con puntales que coinciden con los encontrados en los huesos de las alas de las aves modernas que aletean.
Esto indica que estaba adaptado para resistir las cargas de flexión asociadas con el vuelo con aleteo, por lo que es probable que Inabtanin volara de esta manera, aunque esto no excluye el uso ocasional de otros estilos de vuelo también.