Ucrania/Rusia, 2023 (Por Walter Challapa). Los estudiantes ucranianos y rusos regresaron a la resurrección de las clases en septiembre para el presente año lectivo. La enseñanza en las aulas se suspendió en febrero del año pasado y parecía haber sido abatida por las acciones bélicas. Luego de la pandemia y el cambio en la economía a consecuencia de la guerra, muchos jóvenes estudiantes huyeron de sus países mientras que otros están rediseñando sus futuros.
A pesar de otras guerras en el mundo, lo que ha estado pasando en Ucrania y en Rusia ha tomado importancia internacional durante los pasados 20 meses. Las agresiones armadas continúan en estos días, aunque la actual atención mundial se está dirigiendo al Medio Oriente donde hay protagonismo en Israel como en Palestina, y a las protestas con bloqueos en Guatemala.
Los alumnos del nivel preescolar y de primaria, en Ucrania y Rusia donde la educación es gratuita, no tienen respuestas a las preguntas sobre porqué hay combatientes y porque hay apoyos a una guerra. Ellos todavía no entienden las finalidades y consecuencias porque están en proceso de aprendizaje de cómo es la historia de sus países, quienes fueron sus héroes y qué hay detrás de toda guerra. El conocimiento de la geografía mundial para ellos todavía no es avanzado y están a distancia de saber la geopolítica empleada por líderes y organizaciones. Comparando sus actividades, con las imágenes de películas e imágenes felices que se muestran en la televisión y el internet, los niños en medio de la guerra lo que desean es simplemente vivir tranquilos y jugar sin la interrupción de las explosiones de bombas o no estar corriendo en busca de refugio.
Lo mismo ocurre en países sudamericanos donde los niños están aprendiendo quienes dieron independencia a sus países y quienes fueron los principales protagonistas. Asimismo, en Norteamérica hay alumnos que están aprendiendo quién fue Abraham Lincoln y de dónde vinieron los colonizadores. Posiblemente otros jóvenes darán su opinión medida sobre la invasión en Panamá, la Guerra del Chaco, la invasión de Chile, la Revolución Mexicana o la Guerra Civil estadounidense.
Dos niñas en medio de la guerra de Ucrania y Rusia, en la salida del edificio donde viven, al ver y hablar al micrófono de periodismo, mostraron sus sonrisas inocentes y tardaron en armar sus palabras sobre la actual contienda bélica, hace unos días. Simplemente dijeron que les gusta su escuela y disfrutan las clases con sus amistades. No hay respuesta de ellas sobre que piensan sobre el futuro. Lo que dan a entender es que mientras sus padres estén vivos, ellos seguirán obedeciendo lo que será bueno para ellas.
En otro escenario, Anna es una joven ucraniana que vive y estudia en Cracovia, Polonia. Contó a este medio que salió de su país a raíz de la guerra entre su país y Rusia. Con lagrimas en los ojos indicó que ya lleva varios meses y consiguió ayuda para seguir estudiando. Ella, mientras sostenía con una mano un vaso para contener dinero, con la otra mano saludaba a la gente para invitarles a hacer una donación para las victimas de la guerra. En una noche como otras, a unos pasos de esta joven se escuchaba un grupo de ucranianos cantando con la iluminación de velas, mientras el sonido del galope de unos caballos jalando una carroza se unía en una plaza principal donde acudían gente local y visitantes. También llegó al lugar otra muchacha que estudia biología en Polonia, en vez de su carrera de medicina que hacía en Ucrania; dijo que, estaba confundida y espera haber hecho una buena decisión.
Varios jóvenes estudiantes han escapado a Polonia y Alemania donde hay educación universitaria gratuita. Cabe mencionar que, Rusia fue la primera en el mundo en hacer gratuita la educación superior. Fue adoptado un decreto según el cual todos los trabajadores podía matricularse en las instituciones, Según studyinrusia.
En la capital de Ucrania, Kiev, hay jóvenes estudiantes que parecen no estar totalmente impactados por la actual guerra. En su mayoría que son mujeres, porque los hombres mayormente están en su obligación de servicio militar, se las ve reunirse en restaurantes y centros de distracción. No ignoran que en cualquier momento puede caer un misil o puede sonar la alarma de ataque. Cuando se les pregunta sobre sus estudios, muchas de ellas manifiestan que no saben que va a pasar mientras el problema armado continua. Algunas jóvenes han tomado una preparación corta para poder conseguir trabajo inmediato.
En la Academia Mohyla de Kiev, a pesar de los recortes económicos para la educación, de los cortes eléctricos y la posibilidad de un ataque armado, hay estudiantes que no han enterrado sus deseos de estudiar en una de las universidades más prestigiosas.
Mientras en algunos parques hay mujeres que caminan elegantemente y se visten como modelos, también hay otras jóvenes corriendo o manejando bicicletas. Sus miradas están atentas ante cualquier cambio de ambiente en la capital ucraniana. Asimismo, hay mujeres sentadas en las plazas como en los trenes subterráneos que están leyendo información educativa a través de libros o avisos de empleos, mientras otras están con vistas a sus celulares donde encuentran entretenimiento, noticias de la guerra y lo que está afectando en su economía y sus planes de estudios.
Larisochka trabaja en un mercado y su amiga Albina en un hotel. Ambas, en la capital ucraniana, coinciden en decir a este medio que sus actuales ocupaciones son mientras el conflicto armado continua. Por ahora necesitan dinero, y luego verán si estudiarán. Algunas veces tienen que hacer turnos donde aprovechan para leer algo más o para ponerse al día con el aprendizaje de otros idiomas para comunicarse con extranjeros que en este año han disminuido a causa del conflicto armado.
En, Borodianka, la ciudad ucraniana que también fue atacada el año pasado, una señora de edad que en principio no quiso conversar con la prensa, luego manifestó que mientras disfruta ver a sus nietos estudiantes lo demás va a estar bien. También contó sobre la Segunda Guerra Mundial y creía que no iba a volver el terror armado.
Algunos cálculos señalan que 500.000 y 800.000 personas abandonaron Rusia, en el año pasado. Algunos llegaron sin documentos y dinero a lugares que nunca habían imaginado.
A diferencia de los niños que no están obligados a ir a escuelas preescolares, los niveles de secundaria son también gratuitas y son obligatorias en Ucrania y Rusia. Las universidades en ambos países también no tienen costo.
Algunos estudiantes han mencionado sus deseos de ir a estudiar al extranjero antes de cumplir 18 años y antes de ser obligados a enlistarse en las fuerzas uniformadas. Querendones de sus respectivos países, la mayoría planea estudiar afuera para traer las experiencias a sus lugares de origen.
En cada guerra hay tres frentes de pelea. La principal está en los campos de combate entre las fuerzas armadas antagónicas. En el otro frente existe la pelea entre miembros del mismo bando debido a la indisciplina, falta de buen liderazgo, corrupción, discriminación, celos, envidia entre camaradas, conflicto de intereses y otros. Y, en el otro frente, que es donde está la población civil, existen los aciertos y desaciertos políticos, los lideres que empujan o rechazan la pelea armada, existe la gente que apoya a uno u otro bando, existen los intereses económicos, hay falta de conocimiento de los principales protagonistas y hay diferentes daños colaterales.
Entre los daños colaterales de una guerra están los estudiantes. Se entiende que ellos también están en la pelea empujada por intereses diferentes al de ellos. Es obvio escuchar que cada estudiante elogiará a su nación junto al deseo de paz. Asimismo, además de enfrentar los ataques y contra ataques armados, se nota que, en los jóvenes ucranianos y rusos, a pesar de estar confundidos, no ha muerto la opción de estudiar. Tanto en Kiev como en Moscú, y en otros lugares cercanos a la guerra, se ve más humo de té o café porque en estos días las temperaturas y los planes para algunos estudiantes van cambiando.