No hubo intercambio de regalos con amor y paz durante el día de San Valentín en los campos bélicos de Ucrania y Rusia. Lo que hubo fue el intercambio de prisioneros hace más de tres semanas. Tampoco hubo festejos de carnaval en ambos países que han llegado a un año más de conflicto armado desde el 24 de febrero del 2022.
La contraofensiva ucraniana no concretó el dominio a su favor a mediados del pasado año, según las informaciones de ambos bandos. Consecuentemente, con el aumento de tropas rusas en territorios ocupados, en la actualidad es difícil de predecir hasta cuando seguirán los enfrentamientos que siguen cobrando vidas.
Mientras en varios países occidentales, en la fecha del 14 de febrero, cuando el color rojo fue vistoso por los festejos del día de San Valentín, en varios territorios de Ucrania y Rusia los mantos blancos de nieve invernal fueron perturbados por la continuación de la guerra. Tanto madres como esposas y novias de los combatientes se quedaron con la esperanza de volver a ver a sus seres queridos en un futuro cercano.
La fiesta de la carne conocida como carnavales, con origen en los romanos, ha tenido su importancia y fanatismo anual en las festividades de Rio de Janeiro, Venecia como en otros lugares en el pasado mes. En cambio, ni en Kiev ni en Moscú hubo expresiones coloridas mezcladas con bandas de música y reinas de comparsa.
El protagonismo de los carnavales tuvo competencia, en este año, con las sangrientas jornadas que están pasando en la franja de Gaza. A varios kilómetros, en Jerusalén, Israel, donde hay una importante iglesia católica, sus fieles no han estado presentes en cantidades similares como las que tuvieron la iglesia boliviana de Oruro y la peruana de Puno que festejaron a la Virgen de la Candelaria.
A pesar de la guerra que por otra parte se dice que ya tiene catorce años, en la parte oeste de Ucrania como en su capital Kiev se han desarrollado festejos de estudiantes graduados en los pasados meses, asimismo, en algunos restaurantes como bares no han estado ausentes los festejos de cumpleaños. Algunos acontecimientos, para fortuna de los agasajados, no han sido suspendidos porque por esos momentos de compartimiento las sirenas de alarmas no sonaron o no hubo ataques de drones.
Desde hace dos años, miles de personas de diferentes edades han fallecido y han resultado heridas. Los informes tanto de Kiev como de Moscú han dado cifras de sus bajas y sus logros. El número de víctimas, de destrucciones y de daños colaterales es difícil de verificar para la prensa extranjera.
En una de las versiones de Ucrania, según el Cuartel General de Coordinación para el Tratamiento de Prisioneros de Guerra de Ucrania (KSHPPV), indicaron que fueron liberados 49 de sus soldados incluyendo 25 guardias fronterizos y algunos militares de las fuerzas de defensa territorial.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso informó en un comunicado, que 100 de sus militares fueron canjeados por la misma cantidad de miembros de las Fuerzas Armadas de Ucrania (UAF). Asimismo, se llegó a conocer que las negociaciones de intercambio fueron mediadas por los Emiratos Árabes Unidos.
Es notable que en el primer frente de combate entre ucranianos y rusos hay cansancio y agotamiento que han tenido que lidiar con la temperatura de calor de verano a mediados del pasado año. En este mes de invierno, los antagonistas están pasando días donde sus botas protegen sus días de frio con nieve, y está pendientes constantemente con el suministro de municiones.
En el segundo frente de combate, entre componentes de un mismo bando, tanto la baja moral como el optimismo es variable porque algunos combatientes son cambiados de su puesto, o algunos pasan a una mejor tarea, o el número de camaradas ya no es el mismo por el número de muertos y heridos.
En el tercer frente de la guerra, que es en las poblaciones civiles, en los hogares de los combatientes y en lugares del quehacer diario de sus compatriotas, las sirenas de alarma continúan y suenan en cualquier momento imprevisto. El tercer frente de esta guerra no es solamente en Ucrania y en Rusia, también existe en varios países del mundo donde hay división entre quienes apoyan y los que están en contra de esta guerra que sigue moviendo mucha cantidad de dinero. Así, después de dos años, en el liderazgo de algunos países se viene discutiendo el apoyo o la suspensión económica para las acciones hostiles.
Como en todo tercer frente de una guerra, los soldados ucranianos y rusos no han compartido varios feriados y días festivos con sus familiares. Combatientes que son devotos de la religión católica no pudieron sentarse en la mesa navideña, junto a sus seres queridos en los últimos días del pasado diciembre, mientras que los creyentes de la religión ortodoxa tampoco pudieron reunirse con sus familiares a principios de enero pasado. En febrero, miles de madres, esposas, novias y simpatizantes no pudieron recibir ositos de peluche, ni chocolates de San Valentín, ni otro tipo de regalos de sus seres queridos que siguen en zonas de combate; en el mismo mes, las celebraciones sonadas de carnaval estuvieron lejos de los soldados ucranianos y rusos. Cada combatiente en el primer frente o segundo frente de esta guerra tiene su propia historia, asimismo según reportajes y en entrevistas, es notable que alguna gente relacionada con los combatientes y que están en el tercer frente vienen mencionando sus deseos crecientes de paz.